En SocialTIC nos parece importante reflexionar cada inicio de año (aquí la versión 2016, 2017) sobre los principales retos y provocaciones que identificamos serán clave para el trabajo de activistas, hackers cívicos, periodistas y daterxs en Latinoamérica este 2018.

Pensamos que invitar a una lectura crítica del contexto tecnológico y social de la región, nos ayuda a identificar juntxs los retos y las perspectivas.

Compartimos estas reflexiones:

1. En las #Elecciones2018: Sí a la efectividad, no a los placebos tecnológicos

América Latina estará ocupada este año por elecciones en Costa Rica, El Salvador, Colombia, México, Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela.

Como en todo contexto electoral, las comunidades de periodismo, tecnología cívica, datos y sociedad civil organizada se activarán para generar proyectos tradicionales electorales (voto informado, seguimiento a candidatxs, factchecking, reporte de incidentes electorales, fiscalización de campañas y conteo electoral). Y, esperemos surjan proyectos creativos y experimentales que acerquen las elecciones a la gente de manera entretenida, oportuna y crítica.

Elección tras elección, después de cada temporada vemos que sólo contados proyectos hacen la diferencia en una elección, tanto para la ciudadanía como en el resultado mismo de la elección.

Gran parte de los proyectos independientes, cívicos y tecnológicos pasan desapercibidos y acaso logran cientos de usuarixs o descargas. Los medios acaban realizando coberturas, portales y análisis tan parecidos entre sí y respecto a las elecciones pasadas que resultan monótonos.

Ante esta situación, planteamos algunos indicadores para saber si tu proyecto puede ser efectivo o será un mero placebo:

¿Sólo o en alianza? 

Las elecciones son un momento de saturación y competencia de espacios en medios, atención de públicos y contenidos en redes sociales; es mucho más probable que un proyecto sea identificado y consumido si tiene alianzas sólidas para darse a conocer y, aún mejor, si se vinculan con los intereses de las bases de usuarixs de organizaciones, medios y proyectos que ya tienen una base amplia de seguidores.

¿Es relevante? 

Entre el exceso de información electoral y noticias diarias, saber qué es lo que tu audiencia realmente quiere y necesita saber sobre una elección hará que tu proyecto sea atractivo, útil y memorable.

¿Se entiende? 

No tiene caso tener un proyecto relevante si no se entiende y navega de manera intuitiva, coloquial y sencilla; ya hay demasiado caos en un contexto electoral como para que un usuarix deba hacer esfuerzos adicionales para entender un mapa, leer biografías complicadas, jugar con interactivos enredados o navegar entre mares de textos extensos.

¿Es diferente? 

Si tu proyecto aporta algo diferente a los demás, seguramente captará la atención y si es relevante construirá una base de usuarixs; si el proyecto atiende necesidades electorales tradicionales, es necesario que además de ser comprensible, tenga identidad que lo haga destacar entre las decenas de proyectos similares.

¿Es confiable?

Sin duda, un elemento candente de esta época electoral será el ahora famosísimo “fake news” (“noticias falsas” en español) en donde, independientemente que la información que manejes sea realmente veraz, lo más importante es que sea percibido como confiable por parte de tus seguidores; seguramente habrá varios ejercicios para identificar fuentes y medios de noticias falsas pero la prueba máxima siempre será el jucio del usuarix.

2. Interacción digital: adaptarse o morir

Lo emocionante de los espacios de comunicación e interacción digital es que cambian según los ajustes de quienes proveen los servicios y las reacciones de sus usuarixs.

A inicios de 2018 se prevee que Facebook modifique su “feed” o secciones de publicaciones separando las provenientes de “amigos” de las de “páginas”. También, desde hace meses vemos la tendencia de usuarixs que, abrumados por la saturación de contenidos, seleccionan con detalle en qué servicio de redes sociales participan, muchas veces dejando de lado servicios enteros o limitándolos a consumos puntuales. Ese ha sido el caso de muchos usuarios de Twitter, Snapchat y el creciente uso de los grupos de mensajería (Whatsapp, Telegram, Messenger, etc.).

Quienes buscamos influenciar con argumentos a nuestros seguidorxs, debemos reaccionar basados en el conocimiento de nuestra audiencia, qué tanto (o no) conocemos del consumo e interacción de nuestros seguidores, más allá de las recomendaciones de “social media experts” y las tendencias de las fuentes informativas digitales de moda.

También debemos conocer a detalle las funcionalidades del medio y experimentarlas para saber el tipo de reacción que tienen nuestra base de usuarixs. Sólo así podremos poder determinar si debemos cambiar, sepultar o reforzar un espacio digital.

Lo más importante siempre será nuestra relación y capacidad de influencia con nuestros seguidores. No te sorprendas si en poco el éxito orgánico de los contenidos en “páginas” de Facebook dependa de cuánto son compartidas nuestras publicaciones. Tendremos que ser capaces de disminuir la relevancia de los “likes”, generar interacciones significativas: conversaciones, debates, reflexiones y de transmitirles a nuestros seguidorxs el valor de nuestro contenido.

Otra consideración en nuestro diseño de tácticas es no olvidar la calle, explorar otros espacios online-offline, así como potenciar el diálogo, el intercambio y la colaboración.

3. Datos abiertos: continuidad, aprendizaje y uso

Muchos países de América Latina cuentan ya con más de 5 años de trayectoria en sus comunidades de uso y apertura de datos. Pasa el tiempo y el peso de las preguntas más fundamentales sigue estando vigente, así como se van acumulando nuevos retos asociados al crecimiento y posicionamiento del potencial del uso de los datos en distintos sectores de la sociedad.

A continuación destacamos 3 retos inminentes para este 2018:

– Mantener y aumentar la apertura

Como en cualquier transición gubernamental, existe el riesgo de que las iniciativas de aperturas (buenas, malas o regulares) queden relegadas o en el olvido por parte de los gobiernos entrantes. Ante ese riesgo será fundamental que desde comunidades tecnológicas, datos y civiles se visibilice y fortalezca la agenda de apertura para que exista un alto costo político e institucional ante cualquier regresión.

No perdamos de vista que iniciativas trans-gubernamentales como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) requerirán de datos abiertos para medir su avance y que la apertura en ecosistemas maduros ya mantiene algunos servicios consumidos por ciudadanxs, tecnólogxs y funcionarixs públicos. Por último, si nos vemos ante un escenario opaco, desde la ciudadanía habrá que tomar los datos y liberarlos.

– Formar usuarixs en distintos niveles

A medida que hay más interés en el uso de datos y quienes ya usan datos mejoran sus capacidades, es necesario que todos estos grupos puedan seguir aprendiendo para alcanzar usos de datos más ambiciosos. No podemos dejar de lado el paso introductorio para quienes requieren identificar conceptos y aprender habilidades básicas. Y debemos aumentar y sofisticar nuestras ofertas de capacidad para quienes son usuarixs avanzados desarrollen capacidades más cercanas a disciplinas tecnológicas y de ciencia de datos.

– Hacer uso relevante de los datos

La clave para mantener y generar impacto con los datos abiertos siempre será que su uso sea relevante para distintos grupos de la sociedad. Las comunidades de usuarixs, ahora más que nunca, debemos tener ambiciosos alcances en nuestros proyectos y visibilizar sus resultados para que se valore el peso de los datos abiertos. Si un servicio, análisis o producto informativo es relevante para el usuarix final, será mucho más fácil convencerle que la agenda de la apertura de datos no es un capricho nerd, sino un esfuerzo que genera valor a la sociedad.

4. Seguridad: defenderse de lo sencillo y sofisticado a la vez

El año pasado las revelaciones de #GobiernoEspía sustentaron las sospechas de uso de tecnología de alto costo y sofisticación por parte del gobierno mexicano en contra de periodistas, defensorxs de derechos y organizaciones de la sociedad civil en México. Aunque exista evidencia de los intentos de infección y métodos de ataques utilizando técnicas tradicionales de phishing, las investigaciones penales y de transparencia en México aún no esclarecen las principales demandas de información, deslinde de responsabilidades y justicia.

Dejando la ingenuidad de lado, debemos estar conscientes que en países en donde la opacidad, impunidad y falta de legalidad es parte del ADN del gobierno, se seguirá utilizando todo tipo de acciones y tecnología para espiar a quienes consideren incómodos o inclusive enemigos.

Ante esta realidad, es fundamental tener una guardia digital en distintos frentes que abarcan todos los niveles de sofisticación, como por ejemplo:

Espías humanos: aunque sea muy tradicional, las agencias de inteligencia siguen utilizando a personas que nos siguen, estudian, documentan y se infiltran para recabar información sobre nosotrxs y eventualmente poderla usar en nuestra contra; en este reportaje de El Faro se recapitula las actividades de espionaje estatal en El Salvador.

Espionaje baja tecnología: es relativamente sencillo y económico hacer espionaje de baja complejidad, como usar micrófonos ultrasónicos, leer paquetes de datos en wifis, intervenir llamadas telefónicas, robar equipos (telefónicos y de cómputo); adivinar contraseñas inseguras e instalar virus cuando se tiene acceso a equipos.

Espionaje basado en registro de metadatos: ya sea legal o ilegal, el acceso y la retención de datos de telecomunicaciones (llamadas, mensajes SMS, geolocalización, etc.) se utiliza comúnmente para conocer a fondo todo lo que hacemos.

Espionaje caro, intrusivo y sofisticado: tecnología sofisticada de ciberguerra está siendo utilizada para realizar intervención total de dispositivos de individuos de alto perfil generalmente infectados a través de técnicas comunes de phishing; la explicación del uso del malware Pegasus demuestran cómo es que gobiernos buscan infectar a activistas, periodistas y defensores de derechos.

5. Tendencias tecnológicas: moda o experimento

En 2018 las tendencias tecnológicas como la inteligencia artificial y blockchain son parte de toda conversación en espacios de start-ups, inversionistas sociales, meetups nerd y cafés hipsters. Vemos que hay cada vez más financiamiento (desde inversión hasta donativos) para proyectos con fines sociales, sea la revolución del gobierno electrónico, las nuevas criptomonedas para construir una nueva economía, el aprendizaje de los datos de las personas para accionar soluciones sociales de vanguardia, hasta las cadenas de verificación de información para blindar procesos electorales opacos.

Desde el lado tecnológico, debemos admitir que vivimos en un momento muy emocionante. No obstante, es necesario hacer la diferencia sobre qué tánto de estas iniciativas tienen carácter experimental pues muchas veces ya se presentan como una solución a problemas sociales.

La experiencia práctica en el sector de de la tecnología cívica ha sido muy clara al identificar que el impacto social de la tecnología requiere que existan condiciones externas (regulación, infraestructura, cultura, involucramiento cívico, formación, interoperabilidad, etc.) necesarias para el éxito de la tecnología. En años pasados hemos insistido en ver la tecnología como proyectos bajo una visión sistémica y de mediano plazo para que lleguen a fases de implementación y sean adoptados por gobiernos, organizaciones y ciudadanía.

Sería una pena que estas inversiones llenas de expectativas de impacto consumieran recursos que pudieron apoyar muchas iniciativas cívico-tecnológicas básicas (acceso, réplicas y continuación de proyectos) y sólo se quedaran en atractivos power-points y conversaciones basadas en los clásicos ejemplos provenientes de otras partes del mundo.

Y sí es muy importante experimentar con tecnologías de vanguardia para que sean cada vez más robustas y se vayan contemplando las dificultades y riesgos que su diseño, implementación y adopción conllevan. Y encontramos especial valor en la experimentación al  ser utilizada para documentar y compartir los aprendizajes obtenidos en proyectos en contexto latinoamericano.

Por último, una nota nerd:

Cuidado con perder la neutralidad de la red, sería catastrófico para nuestra región. Si la administración Trump lo hizo en Estados Unidos, no dudemos que nuestros países caigan ante la presión y seducción americana y de los grandes consorcios de telecomunicaciones.