En septiembre de 2011, se conformó la Alianza por el Gobierno Abierto (AGA u OGP por sus siglas en inglés) en donde los países suscritos se comprometen a “fomentar una cultura de gobierno abierto que empodere y brinde resultados a los ciudadanos, y promueva los ideales del gobierno abierto y participativo del Siglo XXI” (ver declaración completa aquí). Este compromiso general se describe mejor ubicando cuatro áreas donde el Gobierno debe de focalizar sus esfuerzos para considerarse “abierto”:

  • Aumentar la disponibilidad de información sobre las actividades gubernamentales.
  • Apoyar la participación ciudadana.
  • Aplicar los más altos estándares de integridad profesional en todos nuestros gobiernos.
  • Aumentar el acceso a las nuevas tecnologías para la apertura y la rendición de cuentas.

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Esta “apertura” gubernamental tiene un tinte muy práctico en contexto AGA. Primero, acoge el hecho que en un contexto en donde la ciudadanía está cada vez más conectada, haciendo de la información una variable fundamental, para que el Gobierno sea claro en cuanto a sus acciones, decisiones e interpretaciones sobre la situación del país. Segundo, asume que en un contexto de Era Digital, la ciudadanía debe de tener acceso, aprovechando las TIC, para dar sentido a esta información sobre el ejercicio gubernamental, lo que a la vez le da elementos para exigir y rendir cuentas, así como para aprovechar y generar espacios para su participación. Y tercero, dado que en un contexto de apertura, se asumen los valores y prácticas basadas en la transparencia en la gestión pública, se impulsa para que el Gobierno aumente su integridad ante la ciudadanía.

Bajo la perspectiva tecnológica, la “apertura” es un término con mayor trayectoria. Los movimientos de software libre y cultura abierta han acuñado definiciones, prácticas y filosofías en relación a este concepto. Open Knowledge Foundation resume el concepto al identificar como una obra (entendiéndose como “cualquier elemento de conocimiento a tratar” con base en Open Definition) “abierta” aquella que:

  • está disponible integralmente, de preferencia  de manera gratuita y sin restricciones para su reuso y modificación.
  • cuenta con licencias de uso que no restringe su venta y/o distribución.
  • permite que se generen obras derivadas apegadas a la mismas condiciones establecidas por la obra original.
  • no contiene restricciones tecnológicas para tener acceso, redistribuir o reutilizar una obra y, que por lo tanto, esté disponible en formatos cuya especificación está disponible pública y gratuitamente.
  • que no establezca criterios de acceso, uso y distribución discriminatorios para personas, grupos o ámbitos de trabajo.

Hoy en día se están promoviendo estándares para identificar los contenidos abiertos, los datos abiertos, los servicios abiertos y el conocimiento abierto, para que cada vez sea más fácil identificar qué es aquello que cualquier persona puede utilizar, distribuir y modificar, y bajo qué condiciones, dependiendo de los fines que tenga.

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Y aunque las definiciones pueden llegar a ser confusas, el sentido de la “apertura” debe de ser algo cercano e intuitivo para cualquier persona. Por ejemplo, cualquier persona debería poder saber cómo se está gastando el presupuesto que se asigna a la escuela de sus hijos, simplemente al ingresar a un portal de Internet y así poder verificar directamente en la escuela que esos recursos se están gastando en lo que más se necesita. Cualquier periodista debería poder contar con los datos históricos de las votaciones del Congreso para tener lecturas políticas más precisas. Las y los analistas deberían poder descargar los datos económicos históricos para poder entender mejor la actividad productiva del país y retroalimentar las políticas públicas. Y, cualquier programador debería poder vincular su aplicación móvil a la información del transporte o clima, para que sus usuarios sepan inmediatamente cómo reaccionar ante las dificultades diarias en una ciudad.

En contexto de Gobierno Abierto, la información pública debe de estar disponible para la ciudadanía, sin restricciones tecnológicas, costo o formatos. Esta apertura convoca tanto a la proactividad de la función pública como a la ciudadana para que se vaya formando un nuevo código y relación entre Gobierno y sociedad en donde la información es una moneda de cambio, cuyo valor está en su intercambio y uso, en lugar de su acumulación.

Para más información sobre Gobierno Abierto en México ver www.aga.org.mx, para conocer el Plan de Acción de México a 2015 ver http://pa2015.mx/ y para conocer más sobre datos abiertos en México ver www.opendata.mx.