2025 inicia con un panorama desafiante para quienes trabajamos por la justicia social y defendemos los derechos humanos en espacios físicos y digitales en América Latina.
En estos tiempos el autoritarismo es acogido por gobiernos de derecha y de izquierda, las plataformas de redes sociales más populares pertenecen a un puñado de hombres con marcadas orientaciones políticas y prácticas monopólicas. Las mismas plataformas donde buscamos construir comunidades digitales priorizan sus ganancias económicas, son megáfono de influenciadores y fomentan interacciones polarizadas, permitiendo ataques y violencia hacia quienes piensan o son diferentes. Este entorno digital voraz es amplificado por importantes avances de la inteligencia artificial sin controles, salvaguardas y garantías de diversidad ni representación.
Como cada inicio de año, desde SocialTIC compartimos nuestras principales reflexiones cívico-tecnológicas para este 2025 y que consideramos relevantes para las comunidades que defendemos y promovemos los derechos humanos, la justicia social, sociedades informadas, la toma de decisiones públicas basadas en evidencia, la tecnología cívica y los espacios seguros online y offline.
Inteligencia(?) Artificial: uso crítico, falta de límites y transparencia
Este año seguirá la ola de la “inteligencia artificial” saturando de servicios y productos basados en inteligencia artificial generativa. En el 2022 y 2023 tuvieron gran interés las tecnologías de imágenes generativas como DALL-E y el 2024 conocimos a Sora, el nuevo modelo de video generativo de OpenAi.
Mientras continúa la avalancha de tecnologías basadas en inteligencia artificial y el contenido sintético generado por estas herramientas, es vital identificar cómo las tecnologías generativas pueden fortalecer nuestra investigación, análisis y comunicación; para acercarnos a estas tecnologías de forma responsable, comprendiendo cómo funcionan y cómo contribuyen a nuestros objetivos.
Mientras no haya regulaciones relacionadas con la inteligencia artificial que fomenten la transparencia, la rendición de cuentas y la comprensión sobre cómo funcionan, qué enfoques y datos utilizan para entrenar sus modelos y cuál es su impacto socio ambiental; seguirá siendo un reto tomar decisiones informadas y discernir entre servicios/productos efectivos y responsables.
Desde la sociedad, los activismos y el periodismo independiente, debemos fortalecer capacidades críticas para identificar herramientas que contribuyan a nuestra labor, manteniendo aspectos de privacidad e impacto socio-ambiental. Y en ese proceso debemos evitar caer en la trampa de la simplicidad, recordando que si olvidamos los principios básicos de la atribución y uso de la información, la estadística y sustentar con investigación y evidencia científica muy probablemente le fallaremos a nuestros principios y a nuestras causas.
Este 2025, desde los programas de SocialTIC, Infoactivismo y Escuela de datos; nos dedicaremos a identificar las necesidades de sociedad civil relacionadas a Inteligencia Artificial para ofrecer formación y herramientas que refuercen acciones de comunicación e investigación de la sociedad civil latinoamericana.
Seguiremos exigiendo políticas de gobernanza de datos públicos realistas en nuestra región que no sólo establezcan los mínimos regulatorios para el desarrollo y uso de tecnologías basadas en inteligencia artificial, sino que se apeguen a principios de derechos humanos, cuenten con salvaguardas ante el potencial impacto a poblaciones marginalizadas y combatan el extractivismo de datos.
La ambición de las plataformas digitales: su alineación política, opacidad e impacto a comunidades vulnerables
Los sueños de Internet libre como espacio cívico abierto, diverso, seguro y equitativo son cada vez más distantes. Los hombres más ricos del mundo concentran un puñado de plataformas digitales auto-reguladas de manera opaca, donde cada vez hay menos recursos y voluntad para identificar y atender las acciones y efectos nocivos que ahí suceden.
Las empresas tecnológicas siguen capturando y explotando nuestras interacciones, generando ambientes de adicción para asegurar la permanencia y la recolección voraz de datos personales para vender publicidad. Y aunque exista evidencia de los efectos nocivos para la sociedad, para las plataformas no es prioridad atender y limitarlos. Su prioridad es sin duda su modelo de negocios.
La compra de Twitter en 2022 por parte de un magnate derechista marcó la alineación política de la oligarquía tecnológica. Desde una mirada sesgada de la libertad de expresión, Elon Musk desmanteló en X los recursos y las políticas previas, convirtiéndose él mismo en protagonista durante los procesos electorales, favoreciendo la desinformación y a los discursos de extrema derecha que ayudaron a fortalecer la campaña de Trump.
Por su parte, Meta anunció este inicio de año el cierre del programa de verificación y el revés de políticas de contenidos. El video anuncio de Mark Zuckerberg utilizó de manera sesgada discursos basados en los principios de libertad de expresión y censura.
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Aunque las normas comunitarias y los procesos de moderación de contenidos anteriores en Meta tenían errores y limitaciones; han protegido a personas y grupos de ataques. Estos cambios anunciados significan menos restricciones a conductas y contenido dañino y mayor opacidad en la gobernanza de expresiones en las redes sociales. Un retroceso que impactará el debate público, fomentará más desinformación, toxicidad, odio y violencia, afectando principalmente a grupos vulnerables.
Desde la sociedad civil, grupos de activismo e investigación en derechos digitales debemos seguir evidenciando los impactos y abusos que el cambio de políticas y alineación político-ideológica de las plataformas desencadenan sobre la sociedad y en especial, en las comunidades más vulnerables.
Desde posturas informadas y técnicas, también debemos explorar opciones alternativas de espacios digitales para migrar conversaciones relevantes para nuestras comunidades; así como orientar en el uso crítico y seguro de plataformas hegemónicas (comprendiendo sus modelos de recolección de datos y qué prácticas de seguridad digital adoptamos). En aspectos de regulación, debemos seguir impulsando esfuerzos legislativos nacionales e internacionales para que las empresas tecnológicas contemplen perspectivas de apego a la garantía de los derechos humanos en entornos digitales.
Este año, desde SocialTIC intencionaremos espacios de reflexión y aprendizaje entre comunicadores sociales para compartir experiencias y profundizar sobre este contexto sociodigital complejo y cambiante. Seguiremos generando incidencia pública y privada para lograr que las plataformas rindan cuentas, sean transparentes y se apaguen a principios de derechos humanos.
Activismos para un mundo en crisis y polarizado: necesidad de impacto real y evidencia de daños hacia grupos vulnerables.
La crisis ambiental, migratoria y las prácticas regresivas y autoritarias, siguen afectando a las comunidades más vulnerables. El contexto geopolítico cada vez más hostil agrava la situación, y como sociedad civil y grupos activistas atravesamos mayores retos para la comunicación, incidencia, construcción ciudadana y atención a poblaciones vulnerables.
Cada vez más, necesitamos repensar nuestros activismos, comprender conversaciones de interés público y las realidades injustas que buscamos transformar, identificar las fuentes y el impacto de la propaganda y la desinformación, pensar en cómo transformar información en acción con creatividad para romper cámaras de eco, navegar los algoritmos que deciden qué se ve y qué no, y conectar con grupos con los que necesitamos conversar y organizarnos.
Como mencionamos anteriormente necesitamos seguir generando y documentando evidencia de los impactos hacia poblaciones específicas en el online y offline y estrategias para balancear esfuerzos de incidencia pública e incidencia directa con quienes toman las decisiones.
Desde nuestro programa de Infoactivismo continuaremos monitoreando las acciones de grupos antiderechos y visibilizando acciones infoactivistas latinoamericanas que inspiran por sus tácticas creativas y eficaces en diversas causas de justicia, defensa de derechos, equidad y participación ciudadana. Seguiremos fortaleciendo capacidades para escuchar y aportar en conversaciones estratégicas en espacios digitales y generar evidencia que apoye la comunicación estratégica, las contra-narrativas y contrarrestar los discursos de odio.
Vigilancia desmedida: oferta tecnológica, normalización y falta de controles
En contextos cambiantes, una constante es la falta de regulación y controles en la adquisición y el uso ilegal y desproporcionado de las tecnologías de la vigilancia por parte de gobiernos, militares y grupos privados. Los riesgos, las vulnerabilidades y el impacto para la sociedad civil y el periodismo continúan.
El mercado de las tecnologías de vigilancia sigue aumentando su oferta y capacidad de infectar y vulnerar los dispositivos utilizados cotidianamente para trabajar y vivir. Y tanto las crecientes rivalidades geopolíticas como los avances tecnológicos, como las aplicaciones de IA generativa, son aceleradores indiscriminados de daños potenciales no solo en casos de vigilancia dirigida, sino en la vigilancia masiva y desarrollo de malware para vulnerar infraestructuras tecnológicas completas.
Los retos desde la sociedad civil especializada en seguridad y privacidad digital se mantienen, pero exigen mayor capacidad de diagnósticos técnicos en el uso de malware en contextos del Sur Global y por lo tanto, mayor colaboración para atender, analizar e investigar patrones de ataque. Si bien la alfabetización en seguridad digital básica seguirá siendo un desafío, es importante también rechazar la normalización de la vigilancia (desde privados y gobiernos).
Desde SocialTIC fortalecemos nuestra capacidades técnicas para diagnosticar y atender con mayor precisión los ataques dirigidos a sociedad civil y periodismo en la región. En un plano general, desarrollaremos recomendaciones para la mitigación de riesgos digitales comunes mientras en ámbitos especializados, nuestro equipo de seguridad digital se especializa en el análisis forense para Android.
Ante estas tendencias y retos, desde la sociedad civil especializada en tecnología y derechos digitales ¿cómo nos fortalecernos, colaboramos y repensamos nuestros activismos y acciones en red para hacerles frente?