jmcasanueva:

En SocialTIC iniciamos este 2016 con energía recargadas para seguir habilitando a actores de cambio latinoamericanos en el uso estratégico de la tecnología y la información. Con esto en mente, creemos que es muy sano tener una lectura crítica al contexto tecnológico y social actual para tener claros los retos que nos depara este nuevo año. A continuación hay 5 reflexiones (provocativas) para activistas, hackers cívicos, periodistas y daterxs.

1. La tecnología cívica necesita proyectos, no productos.

Después de casi una década de vivir, experimentar e impulsar la “tecnología cívica”, sabemos que hacer una solución tecnológica (ei. app móvil, plataforma web, sistema de información, visualización, etc.) que sustancialmente fortalece la solución de un problema social surge de un proceso multi-actor, en donde deben de participar usuarios junto con tecnólogos, seguir procesos iterativos para conocer conjuntamente qué producto es requerido por actores de cambio para reforzar su impacto y desarrollar una versión inicial de esta solución. Una vez que existe un producto mínimo viable, se debe contar con la energía, recursos y equipo para probarlo con usuarios meta, realizar adecuaciones y finalmente llevarlo a contextos reales en alianza con gobierno o sociedad civil. Y seguramente también, impulsar el uso de esta herramienta requerirá de líderes que la promuevan, comunicar sus ventajas y visibilizar su impacto para que cada vez más personas la usen.

Las comunidades de tecnología cívica latinoamericanas ya deberían estar suficientemente maduras para tener claro que el un hackatón puede ser sólo el gran punto de partida para idear o prototipar una aplicación, que el lanzar una aplicación cívica requiere de alianzas para que un grupo sustancial de personas la usen y que un premio no garantiza que una aplicación cívica sea terminada y mucho menos logre generar impacto social. Esperamos que haya más financiadores que apoyen proyectos desde su ideación hasta su implementación en calle y que los gobiernos construyan una visión de mediano plazo en donde además de apoyar la tecnología cívica con premios se comprometan a implementarla dentro de sus dependencias.

2. Más Open Data, pero de calidad, por favor

Las comunidades de apertura y uso de datos latinoamericanas cada año son más grandes y especializadas. Ya sea desde la ciudadanía o gobierno, quienes promueven que exista información pública en formatos abiertos necesitamos que haya más datos aunque desde los usuarios sabemos que no importa la cantidad de datasets, sino su calidad y relevancia. No tiene mayor caso tener archivos totalizados, mal documentados, inconsistentes o irrelevantes para quienes demandan datos. Ya nos antecedieron en Estados Unidos demostrando que abrir datos por abrir datos no siempre genera su uso. La recomendación para la apertura de datos es simple, hay que abrir primero los datos disponibles, demandados por grupos de infomediarios y cuidando su calidad. Ver más criterios en detalle aquí.

Para México, los lineamientos gubernamentales son claros. Existen responsables para impulsar los datos abiertos, hay una guía para la apertura de datos y hasta un decreto presidencial. Esperamos que desde el gobierno los hechos sigan las promesas de su discurso para que abran datos con base en la demanda ciudadana y que desde usuarios de datos seamos persistentes en esta exigencia. Este 2016 es el año en donde los países que promueven la apertura de datos podrán demostrar que el gobierno sí puede ser una plataforma para que usuarios de datos generen historias, información y servicios basados en datos abiertos.

3. Data comprensible para humanos

Jamás tantos medios, equipos y proyectos de periodismo latinoamericano incursionaron en periodismo basado en datos como en 2015. Quienes impulsamos el uso de datos, sabemos que ahí están potenciales análisis e historias que pueden dar giros y profundidad adicional al periodismo y la incidencia social. Pero, como vivimos en algunos experimentos a fines del año pasado, muchas veces existen publicaciones repletas de porcentajes, gráficas e inclusive majestuosos interactivos que si bien pueden asombrar a sus lectores, corren el riesgo de perderlos entre la pornografía datera.

Así que el reto para periodistas y sociedad civil, además de poder extraer, manejar y analizar datos, se mantiene en construir narrativas basadas en datos que sean comprensibles y consumibles de manera cotidiana por nuestras audiencias latinoamericanas. Existen muchos elementos del diseño de la información disponibles para replicar tanto en contextos impresos como digitales (web, redes sociales o esos horribles sitios de periódicos “digitales” llenos de publicidad). El reto está en identificar el rol de los datos, el tipo de narrativa más apropiada y realizar pruebas de concepto y comprensión con usuarios meta más allá de los analytics que nos puedan dar nuestros espacios digitales.

4. Gobierno Abierto y el fantasma de la simulación

La Cumbre Global de la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP) en México de octubre 2015 dejó en evidencia que uno de los peligro más grandes para la apertura gubernamental es la simulación gubernamental. El caso mexicano fue visibilizado por grupos de sociedad civil y analistas internacionales. El hecho que la inauguración de tal evento fuera a puertas cerradas y por invitación especial derramó la gota de prácticas verticales, autoritarias y opacas que siguen siendo costumbre institucional. A pesar de que en un muy constructivo proceso entre sociedad civil, INAI y gobierno federal se hayan cumplido 26 compromisos para la apertura gubernamental, los procesos opacos (y engañosos) gubernamentales ante el caso de desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la falta de condiciones para ejercer la libertad de expresión en México opaca el concepto mismo de “apertura”.

Y lo mismo sucede en otros países, como en Rumania en donde el primer ministro participante en las ceremonias de la Cumbre Global de la OGP fue semanas después procesado por corrupción. O la latente incongruencia americana de fomentar la apertura gubernamental mientras se negocian tratados comerciales secretos (TPP) o se realizan prácticas indiscriminadas de vigilancia masiva a sus ciudadanos. Gobierno Abierto debe de asumirse en todos los ámbitos del gobierno para que sea efectivo y creíble, no sólo en unos cuantos compromisos o escenarios internacionales. Queda del lado de los gobernantes asumir la apertura como cultura y práctica, y de la sociedad civil construir mecanismos para que la exigencia se mantenga así como que los incipientes avances de apertura gubernamental logren tener eco en la sociedad.

5. Internet, como lo conocemos… ¿o conocíamos?

La gobernanza de internet no debe de ser ajena a cualquier usuario y mucho menos a un actor de cambio. Las decisiones técnicas, normativas y comerciales que se dan en internet tienen implicaciones en el espacio público y a veces mucho más graves a quienes nos dedicamos a promover alguna causa. Hace 3 años, las revelaciones de Snowden desenmascararon el contexto de vigilancia masiva que tienen algunos países. Hoy en día, hay evidencia que en América Latina gobiernos nacionales y locales han adquirido tecnología avanzada para realizar espionaje sin controles, normativa y documentación transparente.

Para 2016, el acuerdo comercial de asociación transpacífico (TPP) afectaría directamente las libertades en internet de muchos de los países latinoamericanos. También, desde prácticas comerciales en cada país y el surgimiento de internet.org de Facebook, la noción misma de internet está cambiando pareciéndose más a un servicio de televisión por cable en donde el usuario puede acceder a los espacios y servicios a los que se contrata, y no a un internet libre, neutra y abierta en donde puede elegir qué chat, red social o página web utilizar. Si bien internet no es una infraestructura fija y debe siempre de evolucionar, es importante recordar que somos los usuarios, emprendedores y técnicos quienes la hemos construido y dado el valor que tiene para la sociedad. Dependerá mucho de nuestra participación que se mantenga con los valores y principios que consideremos fundamentales, así como lo hemos podido demostrar en el pasado al vencer iniciativas como SOPA.